Deja de cometer estos 8 errores en Misa
Deja de levantarte solo porque lo hagan los demás
Os habréis fijado, o incluso habréis experimentado en vuestras propias carnes, que para los feligreses recién iniciados (o reiniciados) en el catolicismo puede resultar algo confusa la participación en la Santa Misa. Y es que no se trata simplemente de escuchar pasivamente sentado en un banco, sino que se nos requiere cierto grado de participación, como contestar en voz alta, cantar, levantarse, sentarse, arrodillarse… Por lo que, al principio, lo más habitual es que el nuevo asistente recurra a una estrategia bien sencilla, que consiste en tomar como referencia a los demás partícipes: Cuando se levantan todos, también se levanta, cuando se sientan, también se sienta y cuando todos pronuncian o cantan alguna oración inaudible, mueven la boca y emiten sonidos en voz baja con la esperanza de acertar alguna palabra. Esta estrategia puede salvarnos al principio, pero incluso pareciendo algo fácil, el nuevo feligrés se encuentra con un problema: Muchas veces ni los propios asistentes experimentados nos ponemos de acuerdo a la hora de ejecutar el Misal.
Por suerte para todos, disponemos un manual oficial donde podemos consultar cómo funciona la misa, a la vez que varias fuentes para saber qué contestar. Con estas dos chuletas uno debería saber como conducirse notablemente durante el transcurso de la misa. Pero si se desea disfrutar y comprender realmente lo que está ocurriendo, os recomiendo profundizar en el significado de la misa y la liturgia a través de libros como los siguientes:
Recomiendo todos estos recursos incluso a los más veteranos, pues el último cambio del misal tuvo lugar en 2002, bajo el papado de San Juan Pablo II, y aún hay quienes conservan alguna costumbre anterior.
Para los que ya sepáis un poco sobre cómo funciona la todo esto, hoy quería hacer un post enumerando algunos de los “errores” más típicos que todos podemos cometer sin darnos cuenta; al menos en el tipo de diócesis que existen en mi territorio, es decir: Diócesis bajo la aplicación del rito romano ordinario, en lengua española de España (y lo aclaro porque desconozco si en otros países de habla hispana pueden cambiar algunas palabras), y también en otras lenguas oficiales de la región a la que pertenezco. Algunos de estos puntos me los habéis indicado vosotros mismos a través de mi cuenta de Instagram.
Vamos a ello:
Disclaimer: Es importante aclarar que cometer errores en la participación de la misa es normal, ya sea por desconocimiento, distracción o vicio. No sería justo señalar ni corregir a nadie con actitud de soberbia. Aun así, también es importante como buenos feligreses, querer conocer y perfeccionar detalles que son muy fáciles de aplicar y que nos ayudan a entender y recibir la Santa Misa en todo su esplendor.
Errores más comunes en la Santa Misa
Levantarse en la plegaria Eucarística
Se trata de un momento de confusión muy frecuente. En muchas parroquias hay tres grupos de personas, los que se levantan antes de la plegaria, los que lo hacen al inicio de esta y los indecisos que se levantan en función de lo que haga la mayoría. Si bien la intuición nos puede llevar a levantarnos cuando el sacerdote comienza la plegaria diciendo: “Levantemos el corazón”, esto no es lo correcto, pues ya deberíamos habernos levantado anteriormente cuando el sacerdote dice “Orad hermanos…”.
Sobre arrodillarse en la Consagración
Mucha gente no tiene del todo claro cuándo arrodillarse exactamente y cuándo levantarse. Por norma general, debemos arrodillarnos durante toda la consagración, y este momento empieza cuando el sacerdote extiende las manos sobre el pan y el cáliz para invocar al Espíritu Santo, y finaliza justo antes de responder “Este el sacramento de nuestra fe…”. (Aquí más info). Levantarse antes o después de pronunciar estas últimas palabras tampoco es crucial, pero justo antes es el momento exacto en el que ha terminado la consagración.
Padre Nuestro (I)
Durante la oración del Padre Nuestro os fijaréis en que el sacerdote abre sus brazos con las manos abiertas, y lo hace por una buena razón: Actúa in persona Christi, es decir, representa a Jesús crucificado. Muchos feligreses adoptan la misma posición y no sería lo propio, pues solo le corresponde al sacerdote hacerlo.
Padre Nuestro (II)
No digas Amén. Aquí es normal que la inercia nos juegue en contra, pero ser conscientes de que la oración no ha terminado, sino que sigue con el sacerdote (“Líbranos de todos los males, Señor…”), nos puede ayudar a controlarlo.
Dar la Paz
Cito textualmente:
En cuanto al signo mismo para dar la paz, establezca la Conferencia de Obispos el modo, según la idiosincrasia y las costumbres de los pueblos. Conviene, sin embargo, que cada uno exprese la paz sobriamente sólo a los más cercanos a él.
Es decir, no hace falta que recorras toda la Iglesia para apaciguar a tu vecina.
Señor no soy digna de que entres en mi casa
Este punto me lo habéis comentado varias personas. Si eres mujer y de las que dice “No soy digna”, siento decirte que no es correcto. Debemos recordar que esta fórmula se inspira en las palabras del Evangelio, pronunciadas por el centurión romano, y se entonan en la misa en un formato genérico y universal, por lo que no podemos cambiarlas por mucho que personifiquemos la intención.
Sobre cómo recibir la Comunión
Recibir la Comunión en la boca o en la mano ha sido uno de los puntos más polémicos durante los últimos años debido a la pandemia. Primero de todo, es legítimo recibir la comunión en la mano si se hace de forma correcta, es decir, con la higiene adecuada y tomándola en el mismo lugar y no de camino a tu sitio. Sin embargo, es importante recordar que recibir la comunión en la boca es considerada la forma normal y de derecho ordinario, mientras que la recepción en la mano requiere por parte de cada Conferencia Episcopal un permiso especial de la Santa Sede. Es decir, (en condiciones no apocalípticas) siempre tienes el derecho de recibir la comunión en la boca, pero no siempre en la mano. Esto nos deja entrever que la Iglesia prevé que recibir la comunión en la boca garantiza un grado de reverencia que de otro modo no se garantiza siempre de la misma manera.
No me gusta alimentar la división que se ha creado en algunos sectores debido a este tema, puesto que hoy en día gozamos de la legítima libertad de recibir a el Cuerpo de Cristo de la forma que prefiramos en casi todas partes. Sin embargo, tomar la comunión con la mano, se ha convertido por motivos aparentemente “higiénicos”, en una regla mayoritaria que incluso ejerce una especie presión social, lo cual es innegable que viene influenciado por una secularización de la percepción que existe sobre la Sagrada Comunión.
Contestar en otra lengua
A veces nos podemos encontrar que la misa se oficia en una lengua distinta a la nuestra, pues estamos de vacaciones o se vive en una diócesis donde conviven varias lenguas. Si se desconocen la respuestas en la lengua que se oficia la misa, es importante formularlas en voz baja sin interferir ni molestar a los demás. La misa se oficia en la lengua que utilice el sacerdote (a veces se pueden mezclar lenguas, pero este es otro tema), y si todos contestamos en la que más nos conviene, se pierde la comunión y la coherencia, a la vez que se desconcentra al resto de asistentes.
Participar en misa, una vez se sabe como hacerlo, es muy fácil, por lo que el hacerlo correctamente nos da, de una forma accesible y sencilla, la oportunidad de ser más humildes, obedientes y entrar en comunión con toda la Iglesia.



Comparto unas citas de la IGMR, al respecto de lo que aquí dicho, con el afán de hacer las puntualizaciones que pide la Iglesia:
IGMR 42. La uniformidad de las posturas, que debe ser observada por todos participantes, es signo de la unidad de los miembros de la comunidad cristiana congregados para la sagrada Liturgia: expresa y promueve, en efecto, la intención y los sentimientos de los participantes.
IGMR 43. Por otra parte, estarán de rodillas, a no ser por causa de salud, por la estrechez del lugar, por el gran número de asistentes o que otras causas razonables lo impidan, durante la consagración.
Como aquí se ve, es de desear que toda la asamblea haga las mismas posturas. Y el momento indiciado para arrodillarse es la consagración solamente. No pongamos nuestras devociones por encima de las normas de la Iglesia.